Desde hace algunas décadas las aeronaves no tripuladas o UAV (por sus siglas en ingles Unmanned Aerial Vehicle)[1] han sido motivo de interés, en particular en el ámbito militar, pero ha sido en los últimos años que han pasado de ser objeto de investigación a ser sistemas experimentales y equipos aptos para diferentes usos profesionales.
Las capacidades actuales de estos sistemas para llevar a cabo misiones reales se ha visto difundida no solo en ámbitos de investigación y academia, si no también en fabricantes o usuarios afines con esta tecnología, además su existencia y utilidad ha sido dada a conocer a la opinión pública.
El éxito de estos vehículos se ha visto reflejado en diferentes conflictos bélicos a nivel del mundo, su uso se hizo evidente en las guerras del golfo Pérsico, Kosovo, Afganistán e Irak.
En todos estos conflictos se conocieron diferentes aspectos que fueron depurados para llegar a UAVs realmente funcionales. El sector de defensa fue el primer promotor del desarrollo de estos vehículos llevando a la industria especializada a dedicar esfuerzos al perfeccionamiento de los distintos elementos que forman parte de una aeronave no tripulada, como son la instrumentación para el guiado, navegación, control, las comunicaciones o los sistemas de alimentación, entre otros.
Aunque los vehículos aéreos no tripulados, nacieron para aplicaciones militares, en la actualidad se ha ampliado su uso para misiones civiles, originando así la aparición de un numero apreciable de grupos de investigación y empresas dedicadas al desarrollo de los de subsistemas, a la integración de los mismos o a la puesta en marcha de aplicaciones y servicios basados en estas aeronaves. Entre ellos se destaca Coptervision, empresa fundada por un colombiano que en la actualidad es el representante de la industria cinematográfica ante la comunidad de vehículos aéreos no tripulados en Estados Unidos (AUVS) y Europa (Shepard).