Seminario Nacional de Energías Alternativas en Colombia
Pereira, 15 de julio de 2010 

Hace un poco mas de 20 años, entre los años 1986- 1989, me desempeñaba como gerente General de las Empresas Públicas de Pereira, las que para ese entonces se hallaban integradas prestando los servicios de energía, teléfonos, acueducto, alcantarillado y aseo según el lenguaje del momento. La ciudad venía presionando a Planeación Nacional para que autorizara un proyecto para construir una micro central de energía eléctrica con propósito múltiple; a la vez que sustituía el canal de conducción abastecía el acueducto de la ciudad se generarían 5 megavatios de energía, lo que a largo plazo aliviaría el costo del Proyecto. La respuesta de Planeación era implacable: el costo de inversión por kw es mayor que en un megaproyecto; construyan sólo el canal de conducción y una nueva bocatoma; además por aquella época reinaba la creencia en las altas esferas técnicas del Gobierno que no teníamos problemas de generación; lo que a la postre se vino a tierra con los famosos racionamientos de los 90. La ciudad se proveía a través de un canal de conducción construido en 1928 que estaba presentando fallas y fisuras sistemáticas que lo hacían obsoleto. El 4 de junio de 1987 vino la catástrofe, una rotura del canal de conducción tuvo la ciudad sin agua durante 8 días, creando una emergencia sanitaria sin precedentes, que además despertó la solidaridad nacional. El servicio se restableció parcialmente a través de bombeo, con motobombas trasportadas mediante helicóptero, para pasar agua de un lado al otro superando la falla, mientras finalmente a través de tubería metálica se reparó la avería. Este incidente puso a Planeación Nacional en la picota pública y lo obligó a dar su brazo a torcer. Finalmente Pereira, construyó “Nuevo Libaré”. 

Traigo esta anécdota a ustedes para recordar cómo ha sido de difícil superar la cultura de costos en la historia energética del país y sobre todo para evidenciar el contraste; hoy en día un proyecto de esta naturaleza no tendría por qué tener reparos: la anunciada crisis de los combustibles fósiles, y los efectos nocivos del llamado efecto invernadero con sus correspondientes consecuencias en el calentamiento ponen la humanidad a buscar afanosamente fuentes alternativa de energía. 

Colombia no le está dando la oportunidad a las energías alternativas para que vean la luz y se desarrollen en nuestro país, así titula una noticia de prensa de la agencia de noticas de la Universidad Nacional hace menos de dos años y reportada en el portal de la red de desarrollo sostenible RDS y que afirma lo siguiente: 

“Esa es una de las principales conclusiones a las que llegaron investigadores de las universidades Nacional de Colombia y los Andes, gracias a un proyecto financiado por Colciencias e Isagen, orientado a analizar el sistema del mercado energético actual. 

Sergio Botero, profesor asociado de la Facultad de Minas y director de la investigación, resaltó que “las energías renovables no son competitivas con las convencionales porque no se les consideran los impactos positivos ambientales, de diversificación y de reducción de costos que ellas tienen”. 

“La viabilidad para que esto suceda depende de la voluntad política que, en caso de existir, se podría realizar todo un mercado de energías nuevas a través de fondos nacionales o especiales para trabajar con ciertas tecnologías, como ocurre con los biocombustibles”, destacó el docente. 

Para los expertos, Colombia es rica en energía tanto por sus recursos hídricos como alternativos. Es el caso de La Guajira, donde solo en energía eólica esa región tiene un potencial de 5 mil megavatios disponibles. A esto se suman las enormes posibilidades en biomasa donde se puede obtener energía limpia a través de los cultivos como el arroz o el maíz. Además, también existe la oportunidad de utilizar la energía solar y la geotérmica. 

Pero para que esto suceda, el país debe darle el espacio a estas fuentes que pueden ser desconocidas para muchos ciudadanos del común pero que serían en una alternativa que incluso podría ser menos costosa. 

El país podría cambiar su esquema para que se generen inversiones en las nuevas fuentes de energía, de esa forma, según explicó el docente, Colombia aumentaría su presencia en la región gracias a que se fortalecería como una potencia energética y podría exportar este importante recurso, como ocurre actualmente en Ecuador. 
La investigación incluso sugiere un valor agregado: la generación distribuida, un esquema en el cual cada consumidor genera su propia energía, llamado cogeneración de energía, donde, por ejemplo, las fábricas tengan sus propias plantas y generen calor para sus procesos industriales. Esto, además de descongestionar la red eléctrica, evitaría problemas y pérdidas económicas en una empresa en caso de un apagón masivo. “. Hasta aquí la nota de prensa. 

Definitivamente al país le llegó la hora de pensar seriamente en las energías alternativas, por ello es de tanta importancia generar espacios de trabajo académico como el que hoy se instala para poner en común lo que se está haciendo y sobre todo las propuestas y proyectos al respecto. 

Colombia tiene una gran oportunidad de dar un salto en las energías alternativas, la bonanza minero energética que se avecina fruto del enorme crecimiento en la inversión extranjera que tiene encendidas las alarmas por los efectos nocivos que puede introducir en la economía por la llamada enfermedad holandesa y que ya empieza a proponer formulas fiscales para el ahorro podría abrir el espacio con un fondo que estimule las energías alternativas con incentivos a su implementación. Según el editorial del diario el Tiempo el pasado domingo, en los cálculos del ministerio de hacienda las exportaciones que en el sector minero energético que ascendieron en el 2004 a 7.344 millones de dólares pasaran este año a 21.499 millones y a 54.150 millones de dólares en el 2021. Que importante sería promover inversiones en energías alternativas que entre otras cosas compensaran los daños incuestionables al medio ambiente que provocan las inversiones mineras. Estas si serían inversiones que apuntan a la sostenibilidad y que aprovecharían las inmensas posibilidades que posee el país en eólica, geotérmica, solar y micro centrales hidráulicas. 

Colombia ha venido ganando espacio como operador de energía en la región, como socio de las redes de muy alta tensión, como operador de redes de gas, como generador, como país con vocación petrolera, carbonífera y de gran potencial hidroeléctrico. La incorporación de nuevas fuentes de energía alternativa abre a nuestra región, posibilidades de desarrollo y articulación de lo público, lo privado, la academia y capitales externos. 

Y hablando en pequeño de nuestro territorio, debemos reconocer que tenemos patrones de radiación solar destacados en la ribera del Cauca, capacidades para la geotermia en la zona del Parque Nevados, disponemos de la posibilidad de obtener hidrógeno aprovechando la altísima pluviosidad en el cerro Tatamá (cerca de 9000 mm al año, uno de los mas altos del mundo) y de energía eólica aprovechando las corrientes provenientes del pacífico, aunque las explotaciones en este campo son en su mayoría a nivel del mar, hay experiencias en el mundo por encima de los 1000 msnm que nos deben animar. 
Nos resistimos a aceptar que el único patrón de selección para el desarrollo de estas energías sea el costo del kw-h; Colombia debe aprovechar esta ola de crecimiento del sector para aprender, para investigar, para desarrollar y posteriormente para vender como hoy lo hace Brasil en el tema de biocombustibles. 

La situación Internacional genera enormes expectativas: 
El Presidente Obama ha comparado el derrame de petróleo en el Golfo de México al ataque de las torres gemelas, para significar que la sociedad estadounidense debe depender cada vez menos del petróleo y de fuentes externas. Al mismo tiempo anunció la profundización de las inversiones e investigaciones por más de US$60 mil millones en energías alternativas. 

Estados Unidos, la Unión Europea, la China, India y Brasil se mueven con rapidez para alcanzar desarrollos en energías alternativas. Es la hora de aprovechar este ensanchamiento del mercado en estas actividades para vislumbrarlo como una oportunidad para la investigación y aprovechamiento de nuestras posibilidades. 

En compañía de nuestro aliado de tantos años en estos temas ambientales, la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, Carder, invitó a las entidades del orden nacional, a los agentes del sector, a los empresarios y las autoridades a conjuntar esfuerzos e incrementar nuestras fronteras para alcanzar mayores niveles de desarrollo para nuestras gentes, sobre la base del conocimiento en Energías Alternativas. 
La Universidad Tecnológica de Pereira cumplirá su primeros 50 años de existencia el próximo año. Permítanme citar a nuestro primer rector y fundador del Claustro Jorge Roa Martínez, en su tesis como doctor en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional en 1915 y titulada “De la finalidad social y económica del impuesto”, en la página 30 se lee, “Riqueza natural o manantialítica es la energía cedida al espacio por el sol bajo la forma de calor-luz y acciones químicas que producen la vida de todos los seres de nuestro planeta. El progreso no es sino efecto de esa inmensa cantidad de riqueza y a la cual todos tenemos derecho por igual. Pero esa riqueza no interesa al economista porque la mayor parte de ella aun no ha sido utilizada por el hombre” 95 años después este trabajo que discutía la necesidad de estructurar un nuevo sistema fiscal que incorporara los impuestos directos además de los indirectos, como en efecto ocurrió, hoy nos inspira a dominar en provecho de nuestras gentes los recursos manantialíticos del doctor Roa Martínez. 

Doy la bienvenida a los distinguidos conferencistas que nos visitan en el día de hoy y a cada uno de los asistentes presenciales y virtuales que nos siguen por la Web, a través de la Red de Alta Velocidad, Renata. 

Muchas gracias. 

LUIS ENRIQUE ARANGO JIMENEZ 
Rector 
Universidad Tecnológica de Pereira

Fecha de expedicion: 2010-07-15