La escuela de hoy

La escuela de hoy no solo nos exige nuevos retos en términos de las capacidades cognitivas que debemos desarrollar, tanto con los estudiantes como con educadores, sino en la formación de ciudadanos responsables de sí mismos, de los otros y del ambiente. En países como los nuestros, donde el crecimiento económico ha profundizado las desigualdades, la inequidad, la exclusión y todas las formas de pobreza y violencia, la escuela debe transformarse en un espacio para la creación, el goce, el aprendizaje transformador y el ejercicio de la ciudadanía. Tiene que trascender la concepción tradicional de espacios fragmentados, aislados de su entorno, en los que unos tienen el saber y otros lo reciben pasivamente. Basta del discurso que propone la transformación de la escuela y una práctica que mantiene estructuras rígidas e inflexibles que profundizan la desigualdad y la exclusión.

La mirada hacia los países que están logrando mejores resultados de aprendizaje en el mundo también debe ser una mirada hacia el tipo de sociedad que están construyendo y su apuesta de desarrollo humano. Los países que han logrado avances significativos en educación han realizado transformaciones de fondo en la estructura escolar y ponen la educación en el centro de su desarrollo social, económico y cultural.

Los países nórdicos, por ejemplo, brindan las condiciones necesarias para que todos los estudiantes logren los aprendizajes esperados por la sociedad. ¿Cómo establecieron el tipo de educación vinculada con el tipo de sociedad que quieren construir? ¿Cómo están repensando el rol de la escuela bajo una concepción de ambientes flexibles para el aprendizaje dentro y fuera de la escuela? ¿Cómo han profesionalizado y dignificado la labor del maestro? ¿Cómo va la educación de la mano con el crecimiento social y económico en contextos de mayor equidad e inclusión? Tenemos mucho que aprender de ellos, no para copiar la forma sino el fin. ¿Cuál es el propósito de la educación en nuestro país y de dónde estamos partiendo para lograrlo?

En el contexto educativo, asumir la discriminación y exclusión como fenómenos naturales y aceptados, sumados a la escasa propuesta de estrategias pertinentes a las necesidades del contexto, han hecho que las propuestas de mejoramiento sean limitadas. Según estudios del BID y la UNESCO, la educación contribuye a la reducción de inequidades, promueve el desarrollo de los pueblos y fortalece la democracia. Esto es cierto si garantizamos que todos los estudiantes cuenten con las condiciones para lograr los más altos aprendizajes. Es necesario un trabajo intersectorial de reflexión y orientación que redefina el tipo de ciudadano que necesitamos, el tipo de escuela que soñamos.

La escuela puede hacer mucho por fortalecer la diversidad, contribuir así a democratizar las oportunidades de formación y, en consecuencia, combatir la exclusión. Debe ser un espacio en el que se aprende a partir de las interacciones del día a día, un lugar para ejercicio de la ciudadanía y la convivencia, ser un referente, ser transformadora, dinámica y abierta.


DETALLES DE PUBLICACIÓN 

Autor (a): María Clara Ortiz Karam (Sub-Directora de Capítulos EXE Risaralda Empresarios por la Educación)

Fecha:  16 de Mayo, 2016

Disponible: http://goo.gl/0TvFvy

Última actualización: Lunes, Mayo 16, 2016 08:20 AM